La cosecha de trigo bajaría a 16,5 millones de toneladas, aunque no afectaría al mercado interno

La campaña 2022/23 de trigo, que se encuentra en pleno desarrollo, se encamina a ser la peor en siete años, con estimaciones de producción tanto oficiales como privadas de 16,5 millones de toneladas, debido a la severa sequía que afecta el área agrícola nacional.

Sin embargo, desde el gobierno nacional aseguraron que «en principio no habrá inconvenientes para atender (la demanda de) el mercado interno».

De concretarse esta proyección, la cosecha del cereal caería 5,5 millones de toneladas por debajo de las 22 millones de toneladas obtenidas el año pasado, según cifras oficiales, y esta caída podría ser peor ya que de no producirse lluvias importantes en el corto plazo, el deterioro de los cultivos podría agudizar su deterioro.

En declaraciones radiales, el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan José Bahillo, estimó hoy la producción de trigo en 16,5 millones de toneladas y, si bien esta previsión marca un recorte de consideración respecto de la campaña 2021/22 del cereal, indicó que «en principio no vamos a tener inconvenientes para atender al mercado interno y los compromisos que se asumieron en el externo».

«En todo caso nos sentaremos los diferentes actores a ver cómo administramos esta situación muy puntual», dijo Bahillo en diálogo con Radio Rivadavia.

El volumen de equilibrio decidido por Agricultura para esta campaña se sitúa en 10 millones de toneladas, de las cuales 8,8 millones ya fueron comprometidas en Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE).

El funcionario nacional señaló la «preocupación por la ausencia de lluvias de estas últimas cuatro semanas, en un contexto donde hace casi tres años que venimos conviviendo con el fenómeno de La Niña» .

Según el último informe de la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, liderada por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, la superficie afectada por sequía en el país «superó las 140 millones de hectáreas».

En el trabajo, fechado el 1 de octubre último, señala que «las condiciones de déficit hídrico determina la elevación a categoría sequía severa en 53 departamentos del centro del país», y afecta a 12.400.000 cabezas de ganado y a 1,8 millones de hectáreas de trigo.

En este sentido, Bahillo destacó que desde la Secretaría que dirige están trabajando junto al sector «para mitigar el posible impacto de la sequía».

«Entendemos que hay que administrar esta situación y creemos que podemos cumplir los compromisos asumidos», dijo el funcionario al adelantar que la semana próxima contarán con un informe técnico, trabajado en conjunto con el área de meteorología del INTA, que detallará tanto el impacto de la situación como también una proyección de la evolución del clima para los próximos meses.

Además, el jueves último Bahillo comunicó a los diferentes eslabones de la cadena triguera que, a partir de la publicación del informe, también se contarán «los planes y pasos a seguir para acompañar a mitigar y disminuir cualquier problemática que la sequía pudiera llegar a generar».

Junto con la falta de lluvias, otro fenómeno climático que empeoró de manera contundente el estado del trigo fueron las heladas tardías que se produjeron sobre el centro y sur del área agrícola en los últimos días.

Esto aceleró el recorte de un millón de toneladas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) hasta las 16,5 millones de toneladas, aunque dejó abierta la puerta para que las mermas productivas continúen en los próximos días de no producirse lluvias y de registrarse nuevas heladas.

Por su parte la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), entidad que ya había recortado el mes pasado la estimación de producción de 17,7 a 16,5 millones de toneladas, sostuvo que las últimas heladas hicieron que las expectativas de rindes cayeran entre un 20% y 50% en la región núcleo, y que se esperan productividades por debajo de los 20 quintales por hectáreas.

Por su parte, la meteoróloga del Instituto del Clima y Agua del INTA Castelar, Natalia Gattinoni, repasó que la presente campaña fina «comenzó condicionada por las lluvias y, si bien hubo algunas precipitaciones en áreas trigueras que permitió avanzar con la siembra, en otras las precipitaciones las dejó al margen durante el otoño y el invierno, y sobre todo este septiembre, que detonó las condiciones hídricas y contribuyó al desecamiento de los suelos».Gattinoni puntualizó que en la zona núcleo, sur de Santa Fe, Córdoba, Chaco y Formosa, se intensificó la falta de agua, lo cual «se traduce en una reducción en su desarrollo».

Por último, proyectó que «de acá al 22 de octubre, gran parte de lo que es la región pampeana no se prevé que reciba lluvias. Hay baja probabilidad por lo que continuarían los déficits».

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